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El delito de corrupción entre particulares del artículo 286 bis del Código Penal

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2017-01-23
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Universidad Complutense de Madrid
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En 1939, SUTHERLAND acuñó la conocida categoría de white collar crime. En esa categoría incluyó el delito denominado commercial bribery. Esta expresión es utilizada en EE. UU. para referirse al delito que conocemos como «corrupción entre particulares» o «corrupción privada». Esta forma de corrupción sucede en el ámbito de las organizaciones comerciales o mercantiles y se trasluce en transacciones comerciales en las que una empresa realiza pagos (normalmente en secreto) a un directivo, agente o empleado de otra empresa para beneficio personal del mismo y éste, a su vez, dirige los negocios en favor de la compañía que realiza el pago indebido con exclusión de otras entidades. Generalmente, ello concluye con la obtención de un contrato comercial por parte de la entidad que hace el pago al directivo, agente o empleado. La corrupción, en su concepción tradicional, se identifica con las acciones de los funcionarios públicos, que se valen indebidamente de tal condición para obtener un beneficio material, para sí o para un tercero. Esta concepción, propia de los Códigos penales del siglo XIX, ha sido superada por otras manifestaciones del fenómeno, por lo que el concepto de corrupción se amplía para incluir toda actuación de una persona, dotada de poderes de decisión, que es contraria a las normas que rigen su actividad, con el objetivo de lograr una ganancia ilícita. Todos estos elementos permiten afirmar que los delitos de corrupción han superado su tradicional naturaleza de delitos contra la Administración (basados en el quebrantamiento de deberes por los empleados públicos) para ser conceptuados como delitos de esencia y contenido económico. El punto de inflexión en esta modificación de la perspectiva lo marca la Foreign Corrupt Practices Act (FCPA) de 1977. Este cambio de concepción -de delito referido a funcionarios a delito que protege bienes de naturaleza económica- es fundamental para justificar el castigo penal de la corrupción privada. Son los efectos económicos de esta forma de corrupción los que permiten acudir al Derecho Penal. Ahora bien, la conclusión de que estas actuaciones merecen un reproche penal ha recibido críticas importantes, basadas en la idea de que se trata de una «forma de hacer negocios», que, a lo sumo, deben ser entendidas como comportamientos poco éticos, pero tolerables porque se realizan para conseguir oportunidades de negocio entre personas privadas; o en la idea de que si se castiga este tipo de corrupción se equipararía indebidamente la corrupción pública con la privada...
In 1939, SUTHERLAND coined the well known category of white collar crime. In that category he included a criminal offence known commercial bribery. This expression is used in the USA to refer to the crime known in civil law countries as «corruption between individuals» or «private corruption». This form of corruption is happening in the field of business organizations when a company makes payments (usually secretly) to an officer, agent or employee of another company in order to secure an advantage over business competitors. Corruption, in its traditional conception, is identified with the actions of civil servants that unduly use such condition to obtain an economical benefit for themselves or for a third party. This concept, of the criminal codes of the 19th century, has been surpassed by other manifestations of the phenomenon, so the concept of corruption expands to include any action a person, endowed with powers of decision, which is contrary to the rules governing his activity, with the objective of achieving an illegal gain. All these elements allow to affirm that crimes of corruption have gone beyond their traditional nature of offences against the Administration (based on the breach of duties by public employees) to be conceptualized as economic crimes. The turning point in this change of perspective is marked by the Foreign Corrupt Practices Act (FCPA) of 1977. This change in philosophy -of crime referred to officials to crime that protects assets of an economic nature -is essential to justify the criminal punishment of private corruption. The economic effects of this form of corruption are which allow turning to the criminal law. However, the conclusion that these actions deserve penal reproach has received significant criticism, based on the idea that it is «a way of doing business», which, at most, should be understood as unethical behaviour, but tolerable because they are made for business opportunities between private persons; or the idea that if this kind of corruption is punishable equate public private corruption. However, this form of corruption generates intense economic and social harm in various areas, so that the negative effects outweigh the intended benefits. On the other hand, in the current economic and social reality, the distinction between public and private sphere is not as clear as intended, for what punishable corruption should not be limited, by definition, to the public sphere...
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Tesis inédita de la Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Derecho, Departamento de Derecho Penal, leída el 14-12-2015
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